Así es el nuevo ‘coaching’ del embarazo. Ayudan a dar a luz de forma más natural.
Al preguntar a cualquier mujer sobre su parto, a muchas se les ilumina la cara para luego, en la mayoría de los casos, dar paso a historias sobre dolor físico, procedimientos médicos o complicaciones clínicas. Una figura está cambiando estas escenas, con alternativas para que el parto tradicional sea cada vez más natural. Es la figura de la doula.
Ellas existieron antes que las clínicas, los médicos y las salas de parto. En el pasado eran abuelas, madres, hermanas o mujeres experimentadas que brindaban atención a las futuras madres. Pero las doulas del siglo XXI son más que eso. Son profesionales con experiencia y conocimiento no solo de los aspectos físicos, sino de las emociones y los sentires de una madre gestante. Prestan sus servicios y asisten desde la perspectiva del respeto a los procesos naturales y al cuerpo de la mujer.
Es importante no confundir las doulas con las comadronas, que en países como España son enfermeras con especialidad en obstetricia; o con las parteras tradicionales, quienes solo apoyan en el momento del nacimiento. La doula asiste emocionalmente desde mucho antes del parto y los primeros días después de este.
Hoy en día, en Colombia ningún hospital público permite la presencia de una doula en la sala de partos, y solo algunos del sector privado lo consienten, pero aclarando que es solo para acompañar a la madre, no para asistir médicamente al ginecólogo. “Algunas clínicas son muy abiertas, pero otras no tanto. Todo depende del ginecólogo”, afirma Lina Patiño, de la asociación Doula Caribe, con sede en Bogotá.
Lina, como doula hospitalaria, ofrece sus servicios de acompañamiento desde la semana 25, con terapias y charlas tanto para la madre como para el padre antes del parto, y aconseja sobre cuáles son las mejores opciones para dar a luz en una clínica.
Parto en casa
Pese a que en Colombia no se reconoce abiertamente el nacimiento en casa, algunas mujeres han optado por esta vía gracias a que existen doulas y parteras que trabajan por acompañar a mujeres que buscan una alternativa más natural para traer a sus hijos al mundo.
Por ejemplo, la organización Unkay funciona en Bogotá con una filosofía basada en el respeto ancestral por la naturaleza. Carolina Zuluaga, fisioterapeuta de la Universidad del Rosario, doula y partera, es una de sus creadoras. Ella comienza el acompañamiento al embarazo desde la tercera semana en adelante, según lo decida la madre; y durante la gestación trabajan con danza, cantos o meditación, y realizan talleres de apego saludable, sexualidad, masaje en pareja, cuidados del recién nacido, amamantamiento o masaje infantil. “El objetivo de todo esto es dejar de pensar y volver al sentir. Parir desde el sentir y no desde el pensar, de la planificación racional del parto”.
¿Cómo transcurre en el siglo XXI un parto en casa? Hay mucha desinformación al respecto. “En general, es porque se parte de una idea intervencionista y patológica del parto, y trasladar ese escenario a un domicilio es una locura”, comenta Jesusa Ricoy, educadora perinatal formada en la Universidad de Bedforshire (Reino Unido) y quien trabaja en Londres como doula y activista por el respeto a la maternidad. “No se trata de hacer una cesárea en una cocina, sino de acompañar un acontecimiento espontáneo en la comodidad y el amor del hogar de ese bebé. Si observamos cualquier parto mamífero, veremos que los animales se comportan de manera instintiva, como deberíamos comportarnos los humanos. No hay que molestar a la madre o al bebé, hay que respetar el lugar que la madre escoge y, a no ser que haya complicaciones, hay que dejarle a ella hacer lo que necesite”.
Tanto Carolina como Jesusa han atendido muchos partos en casa, y las dos coinciden en que hay que dejar a la madre que dé a luz como más cómoda se sienta. No hay fármacos ni anestesia. “Se busca la sanación a través del parto. En este, los miedos se afrontan y se asumen para poder parir. En la medida de lo posible, es la mamá quien recibe al bebé. Nos interesa que las mamás sean las primeras en tocar a sus hijos”, explica Carolina, de Unkay. Para ellas este proceso representa en sí una celebración. Ellas preparan el parto como una fiesta.
¿Cambia a una familia el hecho de parir en casa? “Creo que más bien los coloca en el centro de los cuidados, al contrario de lo que sucede en los hospitales, donde se atienden partos masivamente”, afirma Jesusa.
Empezar a vivir
Luego del parto, las doulas se encargan del cuidado de la madre, de darle, solo si es necesario, los primeros consejos sobre amamantamiento, de cuidar su alimentación y el progreso del bebé y de ser el apoyo femenino que en ese huracán de emociones afectan a la mamá.
Patiño, de Doula Caribe, en su acompañamiento como doula hospitalaria, visita a la familia con la que ha trabajado después de nacido el bebé, tanto en el hospital como cuando vuelven a casa. “Vamos para acompañar a la mamá, la sostenemos, la abrazamos. La mayoría de las mujeres tenemos una depresión posparto por el gran cambio hormonal. La doula escucha, da consejos, alternativas y busca medidas de confort, para que la mamá y el papá estén tranquilos”, afirma.
Después del nacimiento, las doulas de Unkay vuelven a visitar a la mamá a las 24, 48 y 72 horas. “En esos días las acompañamos, las consentimos, cocinamos para ellas y se monitorea al bebé y a la mamá físicamente y emocionalmente”, afirma.
Es difícil hablar del parto perfecto. Tanto Carolina, que tiene un hijo, como Lina, madre de dos niños, y Jesusa, madre de tres, coinciden en algo: el parto ideal es aquel en el que se está acompañado de las personas que más se quiere, en el que hay confianza, intimidad, respeto y, sobre todo, amor.
El parto vertical
En el parto en casa se impone el ‘parto vertical’. En un principio las mujeres daban a luz sentadas, de cuclillas o de pie. Hoy existe una silla especial y pueden hacerlo de rodillas, apoyadas en una pelota o colgadas de una cuerda para que la gravedad ayude.